19.8.16

El vals de Federico García Lorca


















Hoy se cumplen 80 años del crimen de Granada. Habría que llamar crímenes, en plural, porque fue plural la vida arrebatada a tanta gente. Pero si algo designa el singular es el secuestro y asesinato de Federico García Lorca, poeta, dramaturgo, hombre de letras que no de armas. Es probable que muchos que se hayan deleitado alguna vez con la obra de Leonard Cohen no sepan que una de sus más extraordinarias composiciones, Take this waltz, es el texto de uno de los poemas de Federico García Lorca, Pequeño vals vienés, incluido en Huida de Nueva York, de su poemario Poeta en Nueva York. Como homenaje a la memoria del poeta español, ahí va su reproducción. 


Pequeño vals vienés


En Viena hay diez muchachas, 
un hombro donde solloza la muerte 
y un bosque de palomas disecadas. 
Hay un fragmento de la mañana 
en el museo de la escarcha. 
Hay un salón con mil ventanas. 

¡Ay, ay, ay, ay! 
Toma este vals con la boca cerrada. 


Este vals, este vals, este vals, 
de sí, de muerte y de coñac 
que moja su cola en el mar. 



Te quiero, te quiero, te quiero, 
con la butaca y el libro muerto, 
por el melancólico pasillo, 
en el oscuro desván del lirio, 
en nuestra cama de la luna 
y en la danza que sueña la tortuga. 

¡Ay, ay, ay, ay! 
Toma este vals de quebrada cintura. 



En Viena hay cuatro espejos 
donde juegan tu boca y los ecos. 
Hay una muerte para piano 
que pinta de azul a los muchachos. 
Hay mendigos por los tejados. 
Hay frescas guirnaldas de llanto. 

¡Ay, ay, ay, ay! 
Toma este vals que se muere en mis brazos. 



Porque te quiero, te quiero, amor mío, 
en el desván donde juegan los niños, 
soñando viejas luces de Hungría 
por los rumores de la tarde tibia, 
viendo ovejas y lirios de nieve 
por el silencio oscuro de tu frente. 

¡Ay, ay, ay, ay! 
Toma este vals del  'Te quiero siempre'. 



En Viena bailaré contigo 
con un disfraz que tenga 
cabeza de río. 
¡Mira qué orilla tengo de jacintos! 
Dejaré mi boca entre tus piernas, 
mi alma en fotografías y azucenas, 
y en las ondas oscuras de tu andar 
quiero, amor mío, amor mío, dejar, 
violín y sepulcro, las cintas del vals.




Mural sobre Federico García Lorca en Bushwick, un barrio de la parte noroeste de Broklyn, en Nueva York.