27.8.15

Herta Müller: cuestionando la interpretación de la historia.













Escritora y Premio Nobel Herta Müller: "La historia, ¿qué es la historia? Hoy, casi a diario, vivimos cosas sobrecogedoras en todo el mundo, y a veces pienso, que eso también algún día pasará a llamarse historia." Es como si dijera: con todo lo acontecido horrible se dará el carpetazo como historia y sanseacabó. Los crímenes, las injusticias, el sufrimiento, la devastación, las migraciones, el maltrato de  unos hombres por otros, ¿quedará impune para siempre? Müller prosigue su reflexión: "¿Pero quién interpretará todo esto y de qué manera? La soberanía interpretativa, ¿quién la tiene? Se dan enormes conflictos por las interpretaciones diferentes de las cosas. Cada parte tiene una perspectiva completamente distinta, a veces es tergiversadora, falsifica los hechos, otras veces es cierta. La mentira histórica, la negación de un crimen, es tan común." Naturalmente, al final de los conflictos o las crisis queda que las interpretaciones las hacen los vencedores. Y hay dos manera de hacerlas: o de manera abusiva y parcial u ocultando de modo sibilino datos que pueden ser decisivos. Solamente una minoría de historiadores independientes, y andando el tiempo, pueden ser capaces de investigar lo que ha tenido lugar. Pero incluso cuando lo hacen, el eco es reducido.

La escritora no se muerde la lengua y se implica en el tema español: " Cuando se trata de grandes crímenes, en la mayoría de los casos se niegan después. Y ya se sabe, en España también se sabe, cuánto tiempo llevan estas cosas. ¡Si tras tantas décadas no es posible solucionar el problema, y ni siquiera se sabe dónde está enterrada la gente y quién mató a quién y a cuántos! Esto luego se convierte en historia. Es una cuestión compleja que siempre me ha preocupado: ¿cómo se originan las grandes acciones políticas?, ¿cómo surgen los aparatos de poder o las jerarquías? Sólo está claro cómo se origina la impotencia, pues ella se queda fuera de todo. Siempre me he preguntado por qué funcionan sistemas en los que se degrada, destroza y aniquila al ser humano. Y por lo visto, funcionan tanto mejor cuanto más potencial destructivo desarrollan." Deberíamos hacer nuestras las dudas e inquietudes de Müller, porque no son divagaciones secundarias. Sin conocimiento del horror y la barbarie, el lado más hiriente y desgarrador de eso que llamamos historia o Historia, cuesta rehacer la convivencia que siempre queda maltrecha. Aunque hayan llegado nuevas generaciones, aunque hayan desparecido casi todas las antiguas, aunque hayan pasado setenta y nueve años de la autodestrucción.



22.8.15

Caroline Alexander nos actualiza la Ilíada















Escritora y periodista Caroline Alexander, en una entrevista en Babelia: "Homero refleja la muerte de cada uno de los participantes en la batalla como algo terrible, triste, trágico. De tal forma que guerreros desconocidos, cuyos nombres sabemos pero no mucho más, los héroes que ganan y los héroes que pierden, todos sufren a causa de la guerra." La épica, como narración de los sufrimientos de propios y ajenos, tiene su cumbre más elevada en un libro que es poema y muy antiguo, la Ilíada. Caroline Alexander, que lo ha estudiado a fondo, y expone su visión en La guerra que mató a Aquiles. La verdadera historia de la Ilíada, afirma: "Como civiles, una de las escenas más famosas y más bellas de la Ilíada es cuando Héctor se despide de Andrómaca y de su hijo pequeño. Es cuando Homero nos muestra que la guerra afecta a cada vida que toca." ¿Quién está libre de ser tocado en mayor o menor medida por la guerra y sus secuelas? 

Que una voz tan ancestral y sabia como la de Homero permanezca viva en nuestros días es para considerar. Los cuatro jinetes del Apocalipsis, otro texto antiguo y extremo, han seguido cabalgando desde milenios. Las lacras de la especie humana pueden refinarse, incluso reducirse según qué tiempo y qué país, y nunca para siempre. Basta ver a nuestro alrededor y comprobar que la superpoblación, las guerras, las persecuciones, el exilio, las migraciones forzosas, la desposesión y el hambre campean por doquier, sin que se vea indicios de que puedan terminar. Hoy se cebará en unos, mañana a otros, y lo expresa muy bien Caroline Alexander comparando con el poema homérico: "No creo que podamos decir que la Ilíada sea pro o antiguerra, creo que la épica es mucho más sutil: Homero considera que la guerra forma parte de la vida humana de la misma forma que la muerte. Nunca desaparecerá y eso es lo que esta triste historia nos muestra."



Fotografía tomada de la web de la editorial Acantilado.



18.8.15

El novelista escribe: Rafael Chirbes














Rafael Chirbes, uno de los grandes de la narrativa española actual, caído el sábado: "A la pregunta de para qué escribir el novelista sólo puede responder escribiendo." Lo dice en El novelista perplejo, libro de conferencias y cursos varios. Pura dinámica la que establece Chirbes como axioma. No es cosa de mera filosofía o psicología de segunda fila. La respuesta está en el ejercicio constante, la práctica, de la que se desprenderán las claves de la narrativa misma. Matiza: "A la pregunta de qué es la novela hoy, la única respuesta del novelista se encuentra entre las cuartillas de la que está escribiendo, porque ese texto en marcha es su forma de renovar su pacto de la narrativa con su medio. Cada novela debe construir su lenguaje, su sintaxis, y por tanto, su función: poner en pie el género, restableciendo el pacto." ¿Es por lo tanto escribir una exploración? Probablemente y de ahí uno deduce que hay tantas exploraciones como obras de un autor o como autores que escriban desde su sinceridad y riesgo. Wallace Stevens decía en un aforismo que sólo se escribe para uno mismo. Creo que en cierto modo únicamente, como aprendiz continuo, como buscador infatigable. Si no se escribiera como parte de otros hombres y de un tiempo histórico, para hacer partícipe a otros hombres de esa escritura que se construye e interpreta, la soledad del escritor sería baldía e insatisfecha. Abundando en el tema pienso en la importancia que reviste la memoria para el que escribe. "En la memoria se engendran las palabras/ y en ella nacen/ se engendran las cosas y en ella nacen/ sin conocer límite/ entre el ayer y el hoy", cantaba Adonis en su obra monumental El libro. Mi memoria agradecida ahora para Rafael Chirbes, narrador de nuestro tiempo.




3.8.15

Piedras y elementos para Oliver Sacks















"Desde mi infancia he tenido tendencia a afrontar la pérdida -pérdida de personas queridas- recurriendo a lo no humano." Lo dice el neurólogo Oliver Sacks, en pelea con un próximo destino fatal y letal. Qué diferencia con los que en nuestra niñez invocábamos ante la adversidad la metáfora (Dios, por ejemplo) o lo humano protector (la madre) Continua Sacks: "Cuando cumplí seis años me enviaron a un internado; allí los números se hicieron mis amigos. Cuando regresé a Londres a los diez, los elementos y la tabla periódica se convirtieron en mis compañeros. Las épocas de tensión a lo largo de mi vida me han llevado a volverme, o a volver, a las ciencias físicas, un mundo en el que no hay vida, pero tampoco muerte." Ciertamente es un modo de encarar las dificultades muy minoritario pero útil y sabio. Alguien que se acerca así a la naturaleza adquiere un grado de conciencia único, no sé si superior, pero en el que se reconoce una fusión del hombre con la materia que le tiene que dotar de fuerza. 

Enfermo en estado terminal como se sabe Sacks nos confiesa a qué se aferra en estas circunstancias: "Ahora, en este punto crítico, cuando la muerte ya no es un concepto abstracto, sino una presencia -demasiado cercana e innegable- vuelvo a rodearme, como cuando era pequeño, de metales y minerales, pequeños emblemas de eternidad." ¿Mero fetichismo y como tal confianza en lo simbólico? Tal vez Sacks juegue también con las metáforas de los elementos, pero sospecho que no se engaña. No cabe esperar de ellos, a la altura de su mal, una salvación pero sí sube un peldaño en la conciencia clara de la vida y su significado limitado. Por cierto, ¿quién no tiene guardado de la infancia una piedra como amuleto? ¿No sería bueno rescatarla y meditar sobre su contenido para encontrar el camino material del que nunca nos hemos salido? Acaso ése sea el fondo de la cuestión, y lo demás palabras, ideas abstractas, montajes justificativos con que vivimos.  



Para quien no conozca el artículo: