20.6.14

Ocurrente Kenko Yoshida




















Kenko Yoshida, bonzo y reflexivo japonés de hace siete u ocho siglos comenta en su obra Tsurezuregusa (Ocurrencias de un ocioso) : "Hay un sinnúmero de cosas que, adheridas a otras, las debilitan y consumen." Si esto lo pensaba un hombre que miraba el mundo ya hace tanto tiempo, no sólo desde fuera sino sobre todo hacia adentro, y más todavía hacia sí mismo, ¿qué no diría de haber vivido hoy? Estos tiempos nuestros en que la existencia cotidiana lleva un ritmo galopante, cuando no un frenesí, por tomar y poseer objetos y posiciones de vida que son tan mercantiles como el objeto mismo. Donde todo se reproduce bajo el mismo paradigma al nivel de clase que sea, construyendo castillos en el aire aunque sean simples chozas de imitación sobre modelos superiores que devienen tan efímeros como los que alzamos los de abajo. La descripción, no exenta de ironía del humilde y asombrado Kenko, matiza: "En el cuerpo tenemos los piojos; en la casa, los ratones; en la nación, los bandidos; en los hombres incultos y bajos, las riquezas; en las personas educadas, la benevolencia y la rectitud. Los monjes tienen la religión." Adherencias que siguen en vigor, unas sin variar, otras acaso con diferentes nombres: donde dice piojos, que aún los hay, pongamos virus, por ejemplo. Además de monjes y clérigos en general pensemos en otras instituciones: de armas, de administración pública, de influencia mediática, de intermediarios políticos...con sus correspondientes tenemos. Y la idea no habrá cambiado. 

Oxígeno puro estas Ocurrencias ociosas de Kenko Yoshida. De mesilla o cabecera, vamos. Como indica Justino Rodríguez, traductor y editor de la obra, "Kenko es feliz en medio del ocio". Donde ocio no es abandono sino meditación y observación que le permite extraer conclusiones de la misma experiencia del vivir. Y eso, de alguna manera, produce satisfacción liberadora.