22.5.14

La justicia como amor de los hombres, de Platón a Macrobio




















Macrobio, escritor de finales del siglo IV de nuestra era: "Examinando en profundidad la naturaleza de todas las cosas y de todos los actos, Platón advierte, a lo largo del discurso en que se propuso tratar acerca de la organización de la república, que hay que infundir a las almas el amor de la justicia, sin el cual ni la república, ni tampoco un pequeño grupo humano, ni siquiera una modesta casa, podrán subsistir." He ahí la clave: una cuestión de individuos, y que hoy más que nunca compromete y exige a los individuos devenidos en ciudadanos. En tiempos de justicia convulsa, cuando no de déficit, viene bien la reflexión. Nos recuerda que la justicia, antes que nada, es un asunto moral, una aspiración necesaria, pero también un asunto político, pues resulta ser condición sinequanon para la convivencia. Añade el neoplatónico: "Nada ayudaría tanto a inocular en los corazones esta inclinación por la justicia como el hecho de que no pareciera que su fruto desaparece al mismo tiempo que la vida del hombre." La deriva sobre la inmortalidad del alma que a continuación toma Macrobio en su Comentario al sueño de Escipión, de Cicerón, no resta interés a su criterio. La justicia no desaparecerá si se la cultiva como valor ético. Pero este valor debe se refrendado por una práctica que la eleve y no permita que los hombres pierdan su esperanza en ella. Porque, no nos engañemos, dejar la justicia para otra vida inexistente sería necedad. Y no perseguirla en ésta nos llevaría al desastre y al desaliento.