30.10.14

Consecuente Jordi Savall













"La ignorancia y la amnesia son el final de toda civilización, ya que sin educación no hay arte y sin memoria no hay justicia". Esta expresión contundente, ¿proviene de un político en ascenso o de un joven indignado? Nada de eso, es la voz de un sesudo número uno de la música antigua, Jordi Savall, ni más ni menos. Ha rechazado el Premio Nacional de Música 2014 por considerarlo poco menos que una falacia. Potentes argumentos: "No podemos permitir que la ignorancia y la falta de conciencia del valor de la cultura por parte de los responsables de las más altas instancias del gobierno del Estado español erosionen la labor de tantos músicos, actores, bailarines, cineastas, escritores y artistas plásticos que ostentan el estandarte de la Cultura y que no merecen, sin duda, el trato que reciben ya que son los auténticos protagonistas de la identidad cultural del país". La verdad es la verdad, aunque a veces ni Agamenón ni el barquero se den por aludidos. Me ha conmovido con su arrojo, que seguramente también es hastío, este Jordi Savall. Una vida dedicada a la composición, a la interpretación y a la dirección, sabiendo día tras día de los límites  -probablemente también de las penurias-  de cuantos se dedican a las artes. La creatividad no cotiza en Bolsa y ya se ve que tal miel no se hizo para la boca de los asnos. En estos tiempos se felicita uno por la grandeza de los consecuentes como Savall.





28.10.14

Karl Philipp Moritz: el aprendizaje de la lectura de Anton Reiser














Cuenta Karl Philipp Moritz en su clásica novela que al triste y solitario Anton Reiser su padre empezó a enseñarle a leer a los ocho años "y al final le compró dos libritos, uno de los cuales eran instrucciones para deletrear y el otro un tratado contra el deletreo". Deletrear sobre nombres a los que no se puede adjudicar imagen alguna es tarea ardua, pero Moritz dice que Anton "en cuanto notó que las letras juntas expresaban verdaderamente ideas sensatas, su deseo de aprender a leer fue cada vez más fuerte". ¿Cuándo descubre un niño la sensatez de las ideas expuestas en un texto? ¿Tal vez cuando las relaciona con los acontecimientos de la vida real donde hay que dejarse guiar por tal sensatez para interpretarlos? ¿O el poder del lenguaje despliega ya por su propio ejercicio imágenes en el cerebro? Continua el escritor alemán: "Con la lectura se le había abierto de golpe un mundo nuevo, encontrando en él un gusto que le resarció en cierto modo de todo lo desagradable de su mundo real. Cuando en su entorno solo había gritos y reproches y discordia familiar, y cuando él buscaba en vano un compañero de juegos, se precipitaba sobre un libro". Dos siglos y cuarto nos contemplan desde que Moritz sacó a la luz su Anton Reiser y en esencia muchos sentimos la misma necesidad de la lectura que el protagonista del relato. Toda una terapia para la supervivencia que no deberían desdeñar las nuevas generaciones.





23.10.14

Álvarez Junco sobre la incultura cívica













Vivimos una vorágine en el laberinto español de la que no sabría uno decir si su espiral nos abducirá y nos dejará caer de pronto o si mantendremos el temple y seremos capaces de salir indemnes. Cuando el periodista Ramón Lobo, de eldiario.es pregunta al historiador José Álvarez Junco si España es un país de trinchera por aquello del o estás con nosotros o contra nosotros, el historiador responde: "Como tantos países incultos. No podemos creer que somos excepcionales. Como tantos países en los que no hay mucha educación. Sucede cuando en la escuela no te enseñan que tu verdad es tu verdad pero no La Verdad, y que el de al lado tiene otra verdad distinta a la tuya y que aunque sea distinta es respetable, y que a lo mejor harías bien escuchándole porque quizá aprendas algo de él. Eso no se lo enseñan a nadie en las escuelas". Uno piensa entonces en el ensordecedor ruido mediático, en los monólogos de los parroquianos de los bares, en la entrega al monotema del fútbol, en la ausencia de aportaciones sólidas y serias en las cadenas de televisión, en la fácil delegación del voto cada cuatro años y para de contar, en la carencia en los centros llamados de enseñanza del imprescindible aprendizaje de las elementales reglas de ciudadanía. Amplía el historiador: "Somos un país que no escucha. La mejor expresión que puede encontrar son las tertulias y los debates enloquecidos, de gritos y pasión, en televisión y radio, que son los que tienen las mayores audiencias. Ahí desde luego hay una cosa que no hace nadie, que es escuchar. ¡Nadie! Pero eso es porque no te lo han enseñado desde pequeño". Asiento, me desasosiego, tiemblo. ¿Tan limitados somos para superarnos? Sin desear ser apocalíptico, uno debe tratar de que ni una ni otra España le hiela el corazón. Y siempre la duda, aunque crea que uno lo tiene claro: ¿a cuál perteneceré?




21.10.14

Terror de Sophia de Mello Breyner Andresen















Cuánta belleza en estos versos de Sophia de Mello Breyner Andresen:

"Terror de amarte en un sitio tan frágil como el mundo.

Mal de amarte en este lugar de imperfección
Donde todo nos quiebra y enmudece
Donde todo nos miente y nos separa."

Pero, ¿no reside el mérito de amar en arriesgarse añadiendo fragilidad a la fragilidad para sentir a fondo la condición humana?




19.10.14

Escribir es...José Ángel Valente















"Escribir es como estar muerto y volver para ver los estragos del campo de batalla donde el propio cadáver yace". José Ángel Valente en su kafkiano y desgarrador Palais de Justice. ¿Será que el pasado es siempre lo muerto por más que sigamos buscando en él las fuentes de la vida, es decir, las explicaciones de nuestras pequeñas historias personales? "Hay que andar con cuidado, ponderar con rigor y con instinto el punto exacto donde el pie se pone o se detiene. Lo más terrible es ser, al cabo, comido por un muerto." Escribimos para prolongar batallas libradas a medias o que ganamos sin sacar excesivo beneficio de ellas. Escribimos para disfrutar de amores imposibles o para recuperar las pasiones perdidas. Escribimos para retener el tiempo en nuestras manos, como si pudiéramos evitar nuestras caídas. Vivir es un campo de batalla. Escribir, también. Imposible sacarse de encima el hedor de los cuerpos que hemos consumido en tal azar.



16.10.14

Alerta Kenko Yoshida


















No sé si este pensamiento del ocurrente monje Kenko Yoshida será muy apreciado por la época productivista -alocada y extrema- que vive ahora gran parte de la humanidad. Ni por la ansiosa mentalidad individualista que el acaparamiento de consumo hace creer a los ciudadanos que son poco menos que los reyes de Saba. "Cuando veo a hombres que se esfuerzan y animan mutuamente a trabajar con todo el interés, no puedo por menos de compararlos a los que con el mayor entusiasmo están tratando de levantar un Buda de nieve que han adornado con oro, joyas y piedras preciosas". La paradoja está servida. Nunca la carrera de producción y mercado fue tan extensa y competitiva como ahora. Nunca los artículos fueron tan efímeros. Nunca la socialización de bienes de uso estuvo tan cerca de tantas manos. Pero ¿está garantizada una perdurabilidad segura? "Me pregunto  -continua Yoshida-  si esta estatua de nieve les durará todo el tiempo que necesitan para poderla entronizar y venerar". Es como si el monje de hace casi ocho siglos viera a través de su bola de cristal los avatares de nuestro tiempo. Pero acaso no tanto de los procesos colectivos como de los límites y aspiraciones del individuo, siempre inestables cuando no quebradizos. Y alerta: "Nuestra vida es como la nieve. Creemos que todavía nos queda bastante, pero se nos va marchando por la base y, entre tanto, trabajamos por conseguir muchas cosas y soñamos con ellas". Ocurrencias de un ocioso, que decía el autor. Tsurezuregusa.



Ukiyo-e de Katsushika Hokusai


11.10.14

Belén Gopegui duda de la rebelión en la literatura española del momento













La escritora Belén Gopegui, entrevistada por la extraordinaria revista Átopos, no cree precisamente en la rebelión actual de la literatura española: "La leve rebelión, al ser individualista, cada autor con su libro  -y ese libro desligado de otros así como de movimientos políticos, etc.- termina pareciéndose a una moda que, además, en vez de movilizar desarma, como sucede al pesimismo de la voluntad tan propio de las últimas novelas de la crisis". ¿Visión equivocada y vaga de los escritores o que van simplemente a cumplir el tópico a tres bandas que completaría aquello de tener un hijo y plantar un árbol? Tal vez deficiente reflexión, desinterés y escasa adecuación imaginativa que renovara el panorama de letras y de actos. De ahí que Gopegui matice: "Es significativo que en muchas de esas novelas se vincule la injusticia a una hipotética naturaleza humana y no a las condiciones en que vivimos". La naturaleza de la especie como saco roto, típico argumento de quienes no desean se toque el fondo de los problemas. Continúa: "Uno cambia de cielo pero no de corazón, decía el poeta, y la mayoría de las novelas escritas al hilo de la crisis se complacen en esa idea: cambian las circunstancias pero no la mezquindad de los hombres y las mujeres. No es mi punto de vista. Tampoco defiendo el otro extremo, una supuesta naturaleza humana angelical que afloraría en un mundo más justo". ¿Atrapados, por lo tanto, en una cinta sin fin que deja al albur y sin solución la vida de los individuos y sus sociedades? Belén Gopegui no se amilana: "La sociedad se puede organizar de tal modo que las mejores facultades puedan desarrollarse y las peores no tengan demasiado espacio para crecer". Quién te oiga, mujer, es decir, todos. Por la cuenta que nos debería tener.























9.10.14

El principiante para Wallace Stevens
















"El hombre es un eterno principiante". Wallace Stevens. Sin duda, por su propia condición, simplemente porque siempre parte de un punto diferente y móvil. Si el hombre fuera consciente de ello también sería humilde. Lo cual le permitiría conjurar la ridícula soberbia que la edad o las ejecuciones de los actos suele concitar bajo el señuelo de una supuesta sabiduría. Marcados siempre por el destino los hombres estamos condenados a reemprender una y otra vez nuestras acciones. Pero como diría Stevens: "Para cualquier originalidad es preciso tener el valor de ser un amateur". Vivir con una constante sed de querer saber, dando siempre algo sin pedir nada a cambio, como sugeriría Barthes. Como siempre, el poeta estadounidense hilando fino con sus Adagia




3.10.14

La poesía laica del sirio Adonis

















Probablemente sea controvertida para muchos la opinión del poeta sirio Adonis: "La gran poesía siempre es laica".  Yo añadiría que laica y sumamente material. Librepensamiento y búsqueda. Percepción de lo cambiante y dinámica del universo. Lo dice Adonis al modo más oriental: "La poesía es la pluralidad, la unidad de los contrarios". ¿Tal vez es esta característica la que nos permite disfrutar de su sentido, que nunca es único pero a la vez se armoniza? La poesía prospecta y descubre, y esa condición determina la sustancia que nos nutre. Desde luego lo que no puede ser es que pague el precio de pago ideológico: "La poesía es lo opuesto a la religión incluso en términos históricos: en nuestra historia de musulmanes no ha habido ni un solo gran poeta que fuera creyente. Nunca”. Entonces pienso, por ejemplo, en algunos clásicos de la literatura como Abu Nuwás u Omar Jayyam -hermosas colecciones de poemas báquicos en ambos- y en sus negaciones de fondo con la fe. Y en el propio Adonis, un arreligoso, como se califica a sí mismo, al que le ha tocado de una manera rica la mística de la materia. En ese sentido, acaso no varía sustancialmente de los místicos tradicionales que, como él suele decir, "cambiaron la noción de realidad y de Dios y por eso se les rechazó". Adonis ha percibido en numerosas ocasiones encono desde los sectores más o menos integristas del Islam. Pero él sigue creativo, marcando caminos cuya dialéctica es la observación de los propios caminos y de sus signos. Y traza esperanzas: "Sin poesía el mundo se muere de frío, de cerrazón. Los tres pilares del universo son el amor, la amistad y la poesía. El resto es comercio". Los que nos resistimos a convertir la poesía en una forma de religión o de mercado permanecemos expectantes, mirando las estrellas. Que también están dentro de los hombres.