30.4.14

Epicuro de la mano de Friedrich














Me sale al camino Epicuro a través del comentario de Nietzsche en El caminante y su sombra: "Epicuro, el sosegador de almas de la Antigüedad tardía, tuvo esa maravillosa comprensión que aún hoy en día sigue siendo tan raro encontrar: la de que para el apaciguamiento del ánimo no es en absoluto necesaria la solución de las cuestiones teóricas últimas y extremas." ¿Tal vez ya sabía el sabio griego que las ideas se convierten en corsés de los hombres en lugar de ser solamente luz que lleve a otra luz? El alemán: "Así, a aquellos a quienes atormentaba el 'temor de los dioses' le bastaba con decirles: 'Si hay dioses, de nosotros no se ocupan', en lugar de disputar infructuosamente y a distancia sobre la cuestión última de si había dioses en general." Entre el filósofo clásico y el filósofo contemporáneo ha debido haber muchos epicureístas del silencio o que han hablado transversalmente. Acaso gracias a ellos, entre otros, hemos descubierto la diferencia entre lo necesario y lo innecesario. Entre la capacidad interior de uno mismo y la venta del derecho de primogenitura de nuestro pensamiento a los fraudulentos.



Fotografía de Jorge Molder


28.4.14

Onfray, Epicuro y nosotros











Michel Onfray, filósofo francés de nuestros días en El País: "Para los epicúreos cuanto menos se tiene, más se es." Oportuno este recordatorio para la época en que vivimos donde domina la apariencia burda de cuanto más tienes más eres. Aunque este tener sea atosigador, hipotecario, frustrante y a cierto plazo catastrófico. Continua Onfray: "En la mayoría de estos sabios maestros de la antigüedad encontramos la invitación a desconfiar de los falsos valores y a prescindir de todo, a ser ascetas, a practicar la austeridad, a no tener, para concentrar todas las fuerzas personales en el ser, que requiere despojarse de todo lo que lastra el alma material." Propuesta de difícil aceptación para nosotros, emborronados en un pseudohedonismo cosificador o alienante, que dirían otros. Y que parece que dispusiéramos de un uso menguante de juicio, alejado de los márgenes de libertad y de espacio interior. ¿No nos habremos quedado sino en objetos de valor y uso mercantiles? ¿No habremos sacrificado nuestra primogenitura de sujetos? Ya, suena demasiado raro lo que dice el filósofo francés, o acaso nos produce miedo porque nos cuestiona: "El filósofo, que es un enamorado de la sabiduría, no quiere quedarse ahí, sino llegar a ser sabio él también, y la sabiduría se ve, por encima de todo, en la calidad de la vida que practica. Desde la más remota antigüedad hasta el triunfo oficial del cristianismo, a principios del siglo IV, un filósofo no era alguien que habla y hace malabarismos con el lenguaje, encadenando frases sin contenido pero llenas de palabras complicadas, sino un hombre o una mujer que vivía feliz en la sobriedad." Si fue así, uno se estremece porque la luz descubre y alimenta. Pero ¿no sería el pensamiento epicúreo, de extenderse ahora mismo, algo perseguido como terrorismo de las costumbres? Atentaría contra las leyes del mercado, que es considerado un delito superior a ir contra el fraude de Dios.

(Invitación:  desalojar la casa de objetos inútiles, liberarse de compromisos que no aportan, mirar el paisaje sin la inmediatez de la cosa, soltar lastre de las bagatelas de las conciencias, orientarse por un pensamiento no sofista, descosificar y reformular los conceptos y depurar continuamente los residuos nocivos de las tiranías ideológicas que encubren. No sé si seremos más sabios, pero acaso sí más tranquilos)




Fotografía de La Règle du Jeu


24.4.14

Marta Sanz y su catálogo de escritores














Marta Sanz, novelista, también poeta, sin duda hurgadora de palabras: "Hay escritores cursis. Pedantes, abstrusos y lipogramáticos. Comerciales, oportunistas, basurillas, desvergonzados, fanáticos y rijosos. Escritores que no se toman en serio a sí mismos. Escritores que no saben poner las comas y escritores que buscan un sillón en la Academia. Juguetones y sesudos, rurales y anoréxicos. Exagerados, pretenciosos, llorones y autocompasivos. Escritores acojonados. Macarras, alcohólicos, envidiosos, costumbristas y más pesados que un plomo. Preocupadísimos por la pela, la posteridad o los Me gusta. Escritores que parecen escribir en chino. Hiperactivos. Espectaculares. Gafapastas o de elegancia british. Escritores que le toman el pelo al lector o que hablan con la boca pequeña. De piñón. Soberbios y narcisistas. Perezosos, engreídos, vanidosos, insoportables, muermos y jodidamente intelectuales. También hay escritoras con los mismos defectos."

Pues no faltaría más. Y me ha gustado la catalogación de ese zoo de las letras. Con ganas chismosas me quedo de adjudicar caras y nombres aunque, naturalmente, no soy del medio y no conozco de cerca a muchos de esos personajes ni a sus sombras. Pero ahora entiendo algo más la rareza de mis gustos y pautas, pues, ¿será por todo este panorama de figuras que describe Marta Sanz por lo que a uno le gusta leer escritos y no escritores? Prefiero no martirizarme y dejar a salvo mis exigencias. Para descubrir placer en la lectura vale más dejarse guiar por éstas que fiarse de las bondades que nos anuncian. Y si no pones cara a la pluma, tanto mejor. Y si el carácter de lo escrito no agrada, más vale dejarlo plantado. De ahí que no dude en abandonar el texto que no me llega, a pesar del gasto desperdiciado. Ensoñación: ¿cabe imaginarnos un mundo de anonimatos en la escritura? Me quedo pensando en la tradición oral antigua y en los textos huérfanos admirables. Y en el vacío por todos aquellos que no habrán llegado jamás hasta nosotros, sin que podamos nunca saber si ha sido así mejor o peor. Y en los que, aun sabiendo sus nombres, han sido condenados al olvido, muchos de ellos injustamente. Simples consideraciones, probablemente poco afortunadas, por buscar una alternativa al catálogo.



23.4.14

Rilke para una celebración











Poeta Rainer María Rilke:

"A través de nosotros vuelan los pájaros en silencio.
Oh, yo que quiero crecer, miro hacia fuera, y el árbol crece en mí."

Recuperar nuestro vuelo. Recuperar, quien pueda todavía y por fortuna, el vuelo de los pájaros en su entorno. Recuperar la memoria sobre aquellos vuelos que cubrían las horas diversas de los días de nuestra infancia. No resignarse y buscar el modo de seguir creciendo. Y volando. Porque no es sino una verdad a medias el esquema tópico aquél de nacer, crecer, multiplicarse y morir. Rilke nos sugiere crecer con un modelo más antiguo que los mismos humanos. El árbol no es solamente una metáfora. Probemos y celebremos.




22.4.14

Un poema de Tomás Salvador González












La pintura puede disputar a la naturaleza formas, volúmenes y colores, pero siempre saldrá derrotada. Tomás Salvador González, poeta zamorano y su poema Ni los maestros japoneses

Ni los maestros japoneses,
ni Kline, ni la línea
capaz de resumir de Brueghel
podrían compararse a las ramas vivas
y desnudas de estos castaños.
Ningún rigor
trazaría sin confundirse
el entramado que dibujan
sin confundirse ramas
y yemas, líquenes
blanquecinos y brotes
de color caramelo.

Pero no es tanto la precisión
como la luz perdida que se escapa
de nuestras intenciones.

Tal vez persiguiendo las luces perdidas es por lo que los poetas hacen poesía, los cuentistas narran, los pintores configuran nuevas emulaciones sobre toda clase de naturaleza y los fotógrafos inauguran nuevas miradas. Sólida, precisa y esencial (cargada de esencias) la última hornada de letras de Tomás Salvador titulada Siempre es de noche en los bolsillos, poemario al que pertenece el texto reproducido. 















21.4.14

Catulo y los rostros ocultos de un autor














Que un autor puede ser el doctor Jekill y a su vez el señor Hyde ya lo intuyó el poeta latino Catulo. Si cualquier hombre suele mostrar un rostro y ocultar otro, o bien manifestar dos rostros distintos según circunstancias o cuando se lo pide el cuerpo, de cuánto no será capaz un escritor. Los autores, que vadean y se sumergen en los personajes, ¿no los crean para sentir como otros individuos y en otras situaciones diferentes a las propias? ¿O es al revés y son generados para dar satisfacción  -eso sí, con disimulo y ardides-  a lo que llevan dentro y que no deciden mostrar de otra manera sino a través de la ficción? Me pregunto cuántos autores no tendrán sus vidas ocultas...ya no digo ocultas tras de qué.

Leer a Catulo no solo es disfrutar y respirar actualidad. Es también probar la madurez de la observación y de las conclusiones que se van extrayendo de esa práctica llamada vivir.

"Ese Sufeno que conoces muy bien, Varo, es un hombre guapo y simpático y educado, y, además, hace muchísimos versos. Yo creo que tiene escritos mil o diez mil o más, y no como suele hacerse, transcritos en un palimpsesto: hojas de lujo, libros nuevos, varillas nuevas, correas rojas para pergamino, todo ello con líneas rectas a plomo y pulido con la piedra pómez. Cuando te pones a leerlos, ese guapo y educado Sufeno te parece, en cambio, sólo un ordeñador de cabras o un enterrador: tan distinto es y tanto ha cambiado. ¿Qué pensaríamos que es eso? Quien hace nada parecía un hombre de mundo, o si hay algo más refinado que eso, ese mismo es más grosero que un grosero campesino en cuanto pone la mano en los versos, pero ese mismo nunca es igual de feliz que cuando escribe un poema: tanto se deleita en sí mismo y tanto se admira. No es extraño: todos metemos la pata por igual, y no hay nadie en quien no puedas ver en cierto sentido a un Sufeno. A cada cual se le concedió un defecto, pero no vemos el seno de la alforja que llevamos a la espalda."



20.4.14

Los que aman las palabras y el librero Seidenberg















Modesto librero neoyorquino Michael Seidenberg, en El País Semanal: "Mis mejores clientes son los regulares, los que vienen cada semana, alumnos de la universidad que compran con el dinero de sus padres, después se independizan y se quedan sin un centavo, pero siguen viniendo, por supuesto para charlar sobre libros y beber gratis. Son la nueva bohemia." Supongo que ha habido bohemias más letradas que otras, sin que se garantice la imaginación y el placer más en quien ha sido lector compulsivo que en quien no. Pero Seidenberg avanza una observación interesante: "Entre ellos comienzo a detectar jóvenes que no tienen un vínculo fetichista con el libro, que no aman los libros, sino las palabras." ¿Rebajamiento propio de tiempos líquidos o recuperación de tradiciones perdidas? Las palabras se han materializado a través de los libros y gracias al libro se han ensayado formas expresivas variadas, incluso las que han ido más allá del simple corsé opcional de poesía y prosa. Pero las palabras ya configuraban historias a través de la tradición oral más ancestral: mitos, leyendas, fabulaciones transmitidos verbalmente que hacían, deshacían y rehacían las historias adaptándolas a cada tiempo. ¿Irán por ahí esos jóvenes que dicen amar más las palabras que el libro fetiche? ¿O prescinden del fetichismo propio de poseer el libro, seguir fieles a un autor o permanecer obsesivos con un género para desnudar las palabras en sí mismas y amarlas de otra manera más libre? El librero puntualiza sobre los jóvenes que frecuentan su tienda con algo que va más allá: "Bueno, también se aman entre ellos".  




Fotografía de Elizabeth Crawford



19.4.14

De Camus a Beck













Albert Camus: "Desde las costas de África donde yo he nacido se ve mejor el rostro de Europa. Y uno sabe que no es hermoso." Claridad y clarividencia. Una reflexión de ida y vuelta. En vigor en tiempos de Camus y de actualidad rabiosa ahora. Aunque el señuelo de la hermosa Europa atrape a los que quieren salir del feísmo de la carencia, la vertiginosa realidad habla de otro modo. Incluso para los mismos europeos que oscilan entre una transfronterización definitiva o un retorno a los conceptos caducos de organización de Estado. Por más que ha hablado África me temo que Europa no ha escuchado como debiera. Gran parte de los males, limitaciones y problemas agudos del continente africano han provenido de los Estados-nación del siglo XIX y XX. Hoy las prácticas colonialistas anteriores se vuelven contra Europa y producen que los ciudadanos europeos nos revolvamos contra nosotros mismos. Lo recuerda el sociólogo alemán Ulrich Beck: "¿Qué es, pues, lo que podría reconciliar a los europeos con Europa? El anticentralismo. La superación de la nostalgia étniconacional en todas sus formas. Un camino de ida y vuelta a la belleza de las regiones. El sentimiento mediterráneo."



Fotografía de Julia Zimmermann


18.4.14

Le diré a Eréndira que él también se ha perdido














"Eréndira, que nunca hablaba si no era por motivos ineludibles, preguntó:

- ¿Qué día era en el sueño?
-  Jueves.
-  Entonces era una carta con malas noticias"


Premonitorio o casual, en jueves ha sido la muerte del autor de La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada, a la que pertenece la cita. Cierto que quienes leímos sus novelas -pero no solo las suyas- disfrutamos y nos dejamos deslumbrar por una manera de narrar con exuberancia y también con precisión volandera. No sé si a quienes habíamos sido fieles de Pablo Neruda, antes de descubrir a los más contundentes poetas tipo Vallejo o Huidobro, nos atrapó la onda de García Márquez más que a otros o si se trataba de lo complementario en narrativa. Y luego el peso del boom literario -a ver si nos vamos a olvidar ahora de Cortázar, Carlos Fuentes y demás corte literaria , por ejemplo- que íbamos descubriendo primero a cuentagotas, después en cascada. Luego vino el encasillamiento del autor en ese término que nunca me ha gustado, pero que resulta muy comercial de lo del realismo mágico. Me quedo con el placer. Los que no somos especialistas en nada respecto a valorar la literatura no sabemos apenas hablar sino de placer. Sí, ya sé que Cien años de soledad es uno de esos libros que puedo intentar releer porque me lo pasé bien, si aún me queda tiempo vital. Hoy los periódicos caen en la desmesura de convertir en dios monoteísta a un humano de alcance en las letras. Pero ese es otro tema. Si encuentro a Eréndira, le preguntaré qué le ha parecido.




16.4.14

Los acasos de Osip Mandelstam y Luis Cernuda










Dos citas, con distinto origen, salen hoy a mi encuentro. ¿Cruce de caminos o acompañamiento de caminantes? Osip Mandelstam:

"¿Acaso el corazón es solo un trozo de carne asustada?"

Y como si le hubiera escuchado, Luis Cernuda parece replicar:

"¿Acaso el amor pesa
A tu cuerpo invisible,
Y sus burlas oscuras
Sobre el mundo recuerdan,
En ti, anhelo eterno,
A nosotros efímeros?"

Dos citas, dos incertidumbres, dos miradas entrañadas, extraviadas en lo improbable. Cara a cara ellas, las palabras. Como los latidos, como las inseguridades, como los desquites del amor.





15.4.14

Irónico Peter Sloterdijk














Filósofo Peter Sloterdijk: "Dice Aristóteles que el inicio de la filosofía es el asombro. No es cierto, el inicio son los celos." ¿Quiere decir esto que las pasiones humanas juegan un papel, digamos, promotor en conductas tan íntimas y fundamentales como el pensamiento? Sloterdijk matiza: "En concreto, los celos entre los sofistas y la lucha por los discípulos. Se trataba de ver quién los seducía mejor. Los que pugnaban por hacerse con más discípulos son los que posteriormente fueron llamados sofistas." Vivimos hoy rodeados de sofistas, no tanto de los que piensan, si quedan, como de los que ordenan. Sofistas que nos dictan modas, costumbres, creencias (viejas y nuevas) y nos ordenan comprar, cumplir, ser rentables produciendo y gastadores en el mercado. Con ideas mecánicas y a ser posible olvidando veleidades sobre nuestra capacidad de decisión. Todos se pelean por nosotros, los bastardos del drama shakesperiano El rey Lear, devenidos en sujetos y objetos socializados. Si en la tradición Dios y el Diablo se disputaban el alma del hombre hemos llegado al punto de entender que estos personajes del mito han acontecido en el Gran Mercader Único que intenta arrebatarnos (acaso ya lo ha conseguido) el alma, que es tanto como decir la pasión. Dios y el Diablo hace tiempo que dejaron de competir por el hombre.



14.4.14

La ignorancia que subleva a Emilio Lledó

















Emilio Lledó, sabio, entrevistado en Heraldo de Madrid: "La ignorancia cultivada genera violencia." La ignorancia no es producto de generación espontánea. De eso sabe bien el filósofo: "El estudio tiene que ser creación de libertad, no de dogmatismo ni de frases hechas. Los conceptos estereotipados, en quien no los reflexiona, producen agresividad." Para Lledó, 86 años con un intelecto de claridad y entendimiento que ya quisiéramos todos poseer, los tiempos pintan bastos. Le rebelan, se subleva: "No se puede entregar la educación de un país a la diferenciación económica, a los colegios de pago. En primer lugar porque muchos de esos centros no se pueden comparar con el último instituto público de Francia o Alemania. Aparte de que es una injusticia enorme." La educación, una obsesión continua en la vida de este enseñante y a su vez constante aprendiz. Comprobar la desesperanza sobre el futuro del país en un hombre de su edad es amargo. Sigue siendo un maestro, incluso analizando aquello que le está tornando pesimista.

















13.4.14

Miguel Hernández por Alfredo Alcón
















“No me detengo a pensar qué clase de vida llevo, porque un día quiero una cosa, y al siguiente, otra. Quizás puedo mirar hacia atrás y ver qué dibujos hice. Otras personas siguen como si fuesen una brújula a una institución, religiosa o ideológica. Eso no es estar vivo. Es respirar según un molde y convertir tu alma en una cosa”, dijo en una entrevista el hombre Alfredo Alcón que murió el miércoles. No el actor argentino Alfredo Alcón, porque ya se sabe que los actores, ni siquiera los de teatro, desaparecen jamás. Viven en sus roles. Sus roles les hace eternos porque así lo quisieron Sófocles, Esquilo, Shakespeare, García Lorca o Beckett. Porque así aún lo deciden quienes asisten a las representaciones y reclaman el arte y su expresión. Porque de ese modo reclama la prolongación de la vida que no sea el juego de agujas imantadas que siguen ciegas a las instituciones del desorden. A uno le dan ganas de aplicar aquellos versos de Miguel Hernández una vez más, como tantas fueron necesarias y como tantas nos pedirá la vida que recitemos.

"Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato."

Pero dejémonos emocionar por el actor, ¿o acaso por el hombre?, escuchándole recitar el poema Me sobra el corazón, de Miguel Hernández.






12.4.14

Octavio Paz y sus vasos comunicantes




















Octavio Paz, en el prefacio a su gustoso libro La llama doble: "Para mí la poesía y el pensamiento son un sistema de vasos comunicantes." ¿Se trasvasaría el poeta a cada ejercicio de su respiración? "La fuente de ambos es mi vida: escribo sobre lo que he vivido y vivo." Parece de Perogrullo, pero pasado y presente, con toda la riqueza de lo experimentado, resultan bastarle para generar su obra. El futuro, ¿consistirá en la imaginación? ¿Un espacio más que un tiempo? "Vivir es también pensar y, a veces, atravesar esa frontera en la que sentir y pensar se funden: la poesía." No en balde esto me suena a cómo el pensamiento de los filósofos clásicos solía estar impregnado de poesía. ¿Qué sería primero?



Fotografía de Anders Petersen


11.4.14

Cirlot especular


















Juan Eduardo Cirlot en Los espejos:

"El origen del hierro, el origen
del vidrio
habla en mi corazón."

Presunción de la fuerza, conciencia de la fragilidad. Orígenes que no cesan vueltos contra el destino. Voces que se reclaman de dos procedencias que se atraen y se repelen. Los dos rostros que se dan la espalda para hacer frente a la eterna mascarada. Toma y daca de la condición humana. 



Contraportada de Artesa


10.4.14

Contraviniendo al demoledor Dostoievski











Descripción de Dostoievski en Los hermanos Karamázov que enajena según se lee: "Y, sin embargo, su cuerpo era poderoso y exuberante. Debajo del chal se intuían sus hombros anchos, llenos, y el busto alto, del todo juvenil. Ese cuerpo prometía quizás las formas de una Venus de Milo, aunque se presentía que las proporciones, sin duda, eran un poco exageradas." El lector se traslada visualmente a la figura de una venus y de pronto se siente golpeado, como si se partiera la figura a martillazos: "Los conocedores de la belleza femenina rusa habrían podido predecir con certeza, al ver a Grúshenka, que esa belleza fresca y aún juvenil, al aproximarse a la treintena, perdería su armonía y se deformaría." Por qué, Fiódor, por qué nos haces esto. Sabía de tu dureza, pero ese adelantarte a los acontecimientos ¿es simple realismo o harta crueldad?...e insistes: "Que el rostro se le abortargaría, que le aparecerían arruguitas en el entorno de los ojos y en la frente con extraordinaria rapidez, que se le marchitaría la tez y quizá adquiriría una tonalidad purpúrea; en pocas palabras, era una belleza efímera, una belleza fugaz que a menudo se encuentra precisamente en la mujer rusa." Eres terrible, Fiódor. Aunque nos retraigamos a siglo y pico en que escribiste la novela ¿debemos creerte y aceptar por las buenas esa especie de mala ventura que arrojas sobre la mujer? Déjame que te contravenga, aun no negando que puedas tener razón respecto al paso del tiempo sobre mujeres y hombres en la época que reflejas. Déjame quedarme con la belleza de Grúshenka, sin darle vueltas a si va a ser efímera. Ya caigo: si te hubieras quedado en la mera exaltación de la belleza femenina no habrías sido el narrador implacable de la realidad despiadada. Por un momento quise soñar con la belleza eterna y tu relato me arrojó de los sueños.




Fotografía de Katia Chauseva


8.4.14

El trance de Ümit Yasar Oguzcan
















Poeta turco Ümit Yasar Oguzcan, autor del cántico Un mundo para dos: "Dicen que escribo demasiado y que me enamoro con frecuencia; sin embargo, yo pienso que escribo poco y que no me enamoro lo suficiente. ¿Quién no querría ser fértil y vivir siempre enamorándose?" No sé si novecientos versos escritos por él mismo bastaron para que el poeta obtuviera una respuesta a la pregunta que se hacía. Pero sí que, inspirado por Beethoven, construyera con poesía uno de los edificios sinfónicos más hermosos que se se han levantado para revindicar el amor. Se dice que tras el primer borrador, escrito en estado de trance, Oguzcan cayó exhausto. 

"¿Fuiste creada para estas separaciones? dime
¿Para estas aflicciones tan amargas?
Mira las orquestas se han callado
Todas las luces de la tierra se han apagado
No temas
Venga tiéndeme las manos
Vivamos de nuevo los años pasados uno a uno
Mira escucha
Hay alguien que llama a lo lejos
Mira escucha
El destino llama a la puerta
Dices no vengas
Dices no vengas
Eso significa ven."

Y es que como Ümit Yasar Oguzcan hubiera dicho de sí mismo, la vida, como la poesía, está llena de contrastes. Y los contrastes tienden a ofrecer viajes de ida y vuelta. Diez años después de publicar Un mundo para dos Oguzcan dedicó su cántico en una nueva edición a todos los que aman con esta cita:

"No olvides que
todo el que ama es un héroe sin nombre.
No olvides que
el hombre es hombre en cuanto que es amado."






7.4.14

Yehudi Menuhin y la ausencia de contrincantes














"Nunca he tenido que enfrentarme a un contrincante", comenta con sencillez Yehudi Menuhin, mago y maestro del violín, en una entrevista de hace años. Pocos pueden decir lo mismo, pues a quien más o quien menos se nos lanzó al ruedo para torear no solo con el toro sino también con los demás espontáneos que eran como nosotros. Lo que señala Menuhin, ¿producto de su alta capacitación y de su oficio complejo y especial? Es probable, si bien no fuera ajeno a ello el propio azar. Precisa: "Nunca tuve que hacerlo, ni en la escuela, ni durante mi carrera, que también se inició de forma natural, cuando era aún muy joven." Miras alrededor y todo es competencia. Propones algo y el otro propone más. Hablas con cierta prudencia de un tema y el otro tiene que mostrarse por encima de ti. Me cuentan algunos jóvenes que nadie deja copiar al otro en un examen. Todo parece regirse por el precio a la alta o a la baja, incluso las relaciones más íntimas. Las reglas de la competencia acaban con la naturalidad y el desenfado, con lo espontáneo y lo generoso. ¿Alguien da algo a cambio de nada? El violinista supo de su inmensa fortuna en la lucha por el dominio de la música y halló espacios donde fue reconocido como virtuoso. Sin competir. Una excepción, un bicho raro.




6.4.14

El perdón del amor, versión Nietzsche














Aforismo de Friedrich, el alemán, en El gay saber, obra también conocida como La Gaya ciencia: "El amor perdona al amado hasta su avidez." Obvio. El amor necesita al amado a cualquier precio para ratificarse. No le importan traiciones circunstanciales, monotonías confusas, entregas escasas, posesiones egoístas, torpezas o exigencias extremas. Solo le preocupa el desinterés, como preámbulo del abandono definitivo. Sin el amado aquél otro no hallaría sentido de ser. El problema se complica cuando el amado resulta ser no solo reflejo o interlocutor del amor. Y alguien de los dos amantes que se aventuran al juego, o los dos, pierden. Hasta Narciso se inmoló. Pero se ve que herr Friedrich no ha querido llegar en este aforismo hasta ahí.



Fotografía de Georgi Zelma


5.4.14

Cuando Nietzsche hablaba de la comedia del famoseo político













No había televisión, pero Nietzsche ya lo iba teniendo claro en su tiempo. "Los hombres famosos que tienen necesidad de su fama, como, por ejemplo, todos los políticos, nunca eligen sus aliados y amigos sin segundas intenciones." Hoy hablamos de la erótica del poder  -aunque toquen la mayoría de ellos simples migajas, porque el poder de verdad está en otro lado- pero en todo tiempo y lugar el ego vinculado a la política ha cumplido su papel. ¿Sólo el ego? También el beneficio pecuniario o en especie, las influencias, la posesiones, la fama. De ahí la necesidad a la que el filósofo alemán hacía referencia y cómo los políticos con mayor influencia cortejan o manipulan a los próximos. "De uno quieren algo de esplendor y reflejos de su virtud, de otro el temor que infunden ciertas propiedades graves que todo el mundo le reconoce, a otro le sustraen su fama de ocioso, de estar-al-sol porque esto favorece sus fines de poder pasar a veces por descuidados y perezosos. Con ello ocultan que están al acecho." 

¿Ha cambiado sustancialmente el panorama? Ahora que vemos emerger tantas tramas donde la política ha sido utilizada para los negocios particulares de una pléyade de desaprensivos -y salvo al político honesto y al militante honrado y tenaz que permanece porque cree en la política como necesaria para la convivencia, no obstante sus dificultades- podemos entender mejor la reflexión del filósofo. "Unas veces siguen necesitando tener cerca a los soñadores, otras a los pedantes y, en cierto modo, se identifican con ellos, pero, igualmente, acto seguido, ya no los necesitan." Nietzsche se asombraría hoy día del abanico de recursos y fuentes de control político, de los amiguismos y los favores a devolver, de las clientelas y fidelidades, y de los bobos que se dejan camelar y conceden el voto irreflexivamente o por puro interés. Pero en esencia pensaría que las cosas funcionan de modo análogo a como él las conoció. Aunque de ver televisión el filósofo ampliaría la crítica al repertorio social sujeto y objeto de famoseo, que es lo mismo que mercadeo.   




(Caricatura de Gareth Southwell)


3.4.14

Paul Celan se acoge al aliento de la noche














"El aliento de la noche es tu sábana..." pone música en mi oído un verso de Paul Celan. Sea cual sea la sensación que tenga un cuerpo al despertar, piensa en los dones del sueño, me digo. Pero los sueños no son sino una metáfora más de la vida. ¿O es lo consciente una metáfora del sueño? Me vienen por un instante los conocidos versos de Calderón de la Barca, que nunca me han consolado, por su excesiva vaporización. Y al descubrir el poema Sueño y sustento, del inquietante Paul Celan, percibo que toco la materia y que ésta no solo me alimenta y me explica, sino que me recuerda que soy suyo.


El aliento de la noche es tu sábana, la tiniebla se echa a tu lado.
Te roza tobillo y sien, te despierta a la vida y al sueño,
te ventea la palabra, en el deseo, en el pensamiento,
duerme con cada uno de ellos, a su encanto sales.
Te peina la sal de las pestañas y la sirve en tu mesa,
escruta la arena de tus horas y te la ofrece.
Y lo que ella tenía de rosa, sombra y agua,
te lo escancia.




1.4.14

El diablo ironista de Pessoa












El diablo dice a la señora en el relato de Pessoa La hora del diablo: "Existo desde el principio del mundo y, desde entonces, soy un ironista. Ahora bien, como usted debe saber, todos los ironistas son inofensivos, salvo si quieren usar la ironía para insinuar alguna verdad." ¿Será por ello que la ironía está tolerada en nuestro entorno? Cuando se dice alguna verdad, por mucho que uno se refugie en el sarcasmo, todo el mundo sospecha. La mordacidad debe morir en sí misma: ¡que no dé el paso de abrir su gabardina y enseñarnos sus interioridades! Pessoa, en el colmo de su pragmatismo irónico, pone en boca de Satán: "Yo nunca he pretendido decirle la verdad a nadie, en parte porque de nada sirve y en parte porque no la conozco." ¿No estará acaso reconociendo implícitamente dos verdades?



Fotografía de Jorge Molder