27.9.13

La Verdad en cuestión, por Borges

















"Sé la Verdad pero no puedo razonar la Verdad", dice el protagonista del breve cuento La secta de los treinta, de Jorge Luis Borges. ¿Será por esa causa por la que los relatos de Borges están amparados en un halo de misterio y de aparente no conclusión? Sin embargo, hay que ver cómo avanza el autor la argumentación ficticia: "El inapreciable don de comunicarla no me ha sido otorgado. Que otros, más felices que yo, salven a los sectarios por la palabra." Pero la palabra como liberación no queda muy lejos de la palabra como condenación, en vida naturalmente: "Por la palabra o por el fuego. Más vale ser ejecutado que darse muerte." Pero Tánatos, ¿acaso puede ser un desarrollo ineludible de la palabra? ¿O más bien su frustración? No obstante, la muerte sí que es expresiva y contiene una parte decisiva de la Verdad. Los sectarios siempre prefieren la asunción de la Verdad a ciegas que su razonamiento. Lo ambiguo es siempre flotante y aceptable; lo concreto se torna exigencia y profundización. Hay que elegir.