29.11.13

Frente a un poema de Octavio Paz




















¿Verdad que la expresión frente a no es lo mismo que enfrentado? Y, sin embargo pueden serlo. Hombre frente a paisaje, frente a pasado, frente a silencio, frente a algarabía, frente a desproporción, frente a otro ser humano...¿Eso implica estar contra el paisaje, el pasado, el silencio, la algarabía, la desproporción o el otro ser? Quiero pensar primero que frente a es una observación, un tanteo, una sorpresa, un pulso incluso. Siempre me gustó mucho el poema Dos cuerpos de Octavio Paz:

"Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano."

Rumor que emana, lo particular disolviéndose en el conjunto, la brevedad en la prolongación, lo tenue en lo intenso. Cuánto de cósmico hay en las pequeñas actitudes solo se comprueba poniéndose dos cuerpos frente a frente. Para que lo grande  -el océano, el desierto, la noche, el relámpago o el cielo...y por qué no, la vaciedad-  se manifieste en nuestra inmensa pequeñez. Tal dice entero el poema.


Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche es desierto.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.

Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.






Fotografía de Lucien Clergue


28.11.13

El camino, no la cima, entre Nietzsche y Friedrich


















Incansable Friedrich Nietzsche e inagotable el goce persistente que procura leerle, esta vez en El caminante y su sombra: "Viajeros por placer. Escalan la montaña como animales, estúpidos y sudorosos; se habían olvidado de decirles que por el camino hay vistas hermosas." ¿Tendría en mente el pensador la célebre imagen del contemplador de los riscos? Nietzsche no era dado a contemplar las nubes que lo ocultan todo. Para él, el camino, sea en ascenso o en descenso, ofrece variados paisajes donde hay que detenerse, sea o no grato admirarlo. Tampoco Caspar David Friedrich está en lo más alto, sino solo allí donde cree estarlo. ¿Quién nos dice que simplemente no estaba sino contemplándose a sí mismo?




26.11.13

La vida de Galileo vista por Brecht




Bertolt Brecht escribió la obra La vida de Galileo no solo para debatir sobre el carácter y la propiedad de la ciencia y de la técnica, sino también como expresión que resalta los elementos políticos y éticos del desarrollo y utilización de las mismas. En un momento de la obra el personaje Sagredo le dice a Galileo: “¿Cómo puedes confundir la lastimosa astucia [de los hombres] con la razón”? Y Galileo le contesta: “No hablo de su astucia. Sé que llaman al asno caballo cuando lo venden y al caballo asno cuando lo quieren comprar. Esa es su astucia. La vieja, que la noche antes del viaje le da con su mano seca un haz de heno más al mulo, el navegante que, al comprar provisiones, piensa en la tormenta y en la calma chicha, el niño, que se pone la gorra cuando se le demuestra que puede llover, todos ellos son mi esperanza, todos atienden a razones. Sí, tengo fe en la suave violencia de la razón sobre los hombres. A la larga no pueden resistírsele. La seducción que se desprende de una prueba es demasiado grande. La mayoría se rinde a ella, y a la larga todos. Pensar es uno de los mayores placeres del ser humano”. 

Pensar, discurrir, sentir la suave violencia de la razón, actuar. Ni la técnica ni la ciencia se aplican por sí solas, ni por sí solas son garantía de la transformación. Al fin y al cabo todos los días vemos su uso dual, contradictorio y enajenante incluso, porque los dioses siguen poseyéndola para su negocio y su dominación. Los mortales solemos recibir las migajas, mientras auspiciamos nuestros propios héroes prometeicos. Pero, cuidado con el complejo de héroes a nuestra disposición. En otra parte de esta obra de Brecht, uno de los seguidores de Galileo salta: "¡Pobre del país que no tiene héroes!". A lo que el astrofísico responde: "Oh, no, más bien pobre del país que necesita héroes."

















25.11.13

Y Afrodita habita entre nosotros




















"Si hundo mis raíces en la tierra, ¿qué me queda?
Almanaque de hojas verdes
en el azul de borde-amar.
Playa lenta, playa ancha,
tiempo anhelo,
higuera verde jugando
a estampar arena contra las olas bravas.
Tan lujuriosas, tan ávidas
de nombre."

Leer Los parasoles de Afrodita, de la autora sevillana Sofía Serra, publicada por la editorial Baile del sol, y sentirnos un poco más tocados por el don fértil de la diosa. La diosa que despliega sus dones de modo análogo a como emergió en medio del oleaje. Una invitación a replantearnos la vida: nacer para el placer, crecer para la belleza, recrear para vivir en armonía. La Venus nos unge una vez más a través de los versos de la poeta. Pero nada nos libra del combate con el antagónico de Eros, el enemigo que aguarda agazapado. Pero entonces, ¿qué hacer? Jugar (las posibilidades), sortear (lo adverso), demorar (lo ineludible) Sentir la humedad de las palabras que nos hacen renacer:

"Golpe de lluvia soy,
me iré cuando el sol emerja."




Fotografía tomada de uno de los blogs de la autora   

24.11.13

La atracción por discurrir




















Lo cuentan en un programa de radio en que hablan varios entendidos sobre el papel de la filosofía hoy. Una profesora escuchó este diálogo entre niños de siete años en su clase:

" - ¿Que qué es un problema? Pues algo muy grave. Cuando hay gritos en casa o todos se ponen muy serios es que hay un problema.
   - Es que un problema es algo que no se puede resolver.
   - No, no, si es un problema se puede resolver. Si no se puede resolver entonces es una catástrofe."

No sé si existe la filosofía a tan temprana edad. Pero la capacidad de discurrir ya brota y el razonamiento se pone en marcha. Pienso entonces en lo bonito que es dejar que lo niños discurran. Lo interesante no es meterles ideas, y menos doctrinas,   sino facilitarles el desarrollo de su propio pensamiento. Evidentemente, antes o después la gente piensa por sí misma. Solo que unos renuncian pronto o limitan el desarrollo de su indagación sobre la vida y otros lo mantienen como método irrenunciable.




Fotografía de Henri Cartier-Bresson


23.11.13

Las definiciones de Patricia de Souza















Leo en Babelia a Patricia de Souza, escritora peruana: "Escribir nunca ha sido tarea fácil, es encontrarse a solas con sus límites, sus miedos, es tratar de girar en torno a una verdad efímera, un planeta solo flotando en la inmensidad." Confesión calma en tiempos de escrituras abundantes. Los límites: exigencia de nuestra profundización interior. También una línea muchas veces invisible con los otros mundos, los otros hombres, las otras obras. ¿Nuestros miedos? Tal vez se resuman en uno: llegar a saber. Queremos conocer, pero tememos conocer. ¿Por lo ignoto que hay dentro de nosotros? ¿Por el riesgo a sentirnos desprovistos al abrirnos a lo exterior o al prospectar en el infrahumano que llevamos a cuestas? Patricia Souza acierta: reconocer la dificultad con modestia.




21.11.13

La metamorfosis de José Hernández
















Al despertar el pintor José Hernández una mañana, tras el sueño intranquilo de toda una vida...No quiero seguir. Sería demasiada falsa la ficción ante la circunstancia irrevocable. Se impone el hecho a la memoria de la existencia, donde ésta se confirma con sus rostros, sus gestos, sus motivaciones, sus desquites y sus trazos. Sobre todo sus trazos, los que José Hernández plasmó, por ejemplo, en aquella edición de La metamorfosis, de Kafka, para Círculo de Lectores  hace ya muchos años. A mí la edición me deslumbró. Al texto clásico, digamos, se incorporaba un estudio extraordinario de Vladimir Nabokov. Y como eje conductor, onírico e inquietante, las iluminaciones sorprendentes de Hernández. Dibujo en estado natural: luces, sombras, perfiles, contornos. Personas y objetos que se marcan y ratifican. Individuos y cosas que se diluyen en una impura metamorfosis. Y el monstruo ¿o habría que llamarlo el ser fantástico? -si insecto o escarabajo es secundario, y Hernández lo reinventa- condicionando el paisaje de una casa, que ya se sabe que es el símil más próximo para nombrar nuestro propio espacio y el del entorno. Nuestro Yo. Retomo unas líneas que escribía este ilustrador de Kafka recordando su primera lectura de la novela y relacionándola con su carácter introvertido: "Si, como dicen, el límite del hombre es el límite de la imaginación, así me gusta que sea, pues deja al hombre indefinido, de cara a un horizonte ignorado por el que poder avanzar libremente, como explorador de sí mismo..."

La muerte de José Hernández me pilla leyendo a Borges que, en su poema  El oro de los tigres, canta:


"Defiéndeme de ser el que ya he sido, 
el que ya he sido irreparablemente.
No de la espada o de la roja lanza
defiéndeme, sino de la esperanza."









19.11.13

Las herencias, según García Cárcel















El historiador Ricardo García Cárcel en La herencia del pasado: "...Ni la memoria es singular ni su recorrido es unilineal. La memoria es plural y oscilante. La primera obligación del historiador es explorarla en toda su extensión y plenitud, con todos sus contrastes." Nunca es tarde y hay todo el tiempo del mundo por delante para interpretar la historia. Siempre que no se crucen intereses espurios, sean de orden crematístico o ideológico, lo cual, obviamente, pondría en entredicho la labor misma del historiador. ¿Es posible recuperar el tiempo perdido y llegar a conocer los hechos objetivos, independientemente de que gusten o no tal como fueron? "En el bosque de memorias  -añade García Cárcel-  el historiador nunca debe perderse, ha de saber separar la realidad histórica de los mitos." Por lo tanto, de las pretensiones que se desvían del conocimiento, de las ideas que tenga cada cual, del deseo de que los acontecimientos hubieran sido de otro modo, de los ajustes de cuentas de perdedores o de vencedores, frustrados ambos al fin y al cabo, de cuantos hechos condicionaron o alteraron en el pasado la vida de los hombres. Como dice el profesor: "La función crítica de la historia, exorcizando falsedades y distorsiones, es inexcusable." Si se logra esa perspectiva de estudio y conocimiento de nuestra historia, ¿podrá tomarse como referencia constructiva para la convivencia? Esperemos, pues la historia nunca se repite. Lo que late permanentemente es la naturaleza humana con sus límites, miserias, imperfecciones e ignorancias. También es parte de nuestra condición acabar con ellas o, al menos, modificarlas sustancialmente.  Y comprender la historia acaso sea útil para ese objetivo.




18.11.13

Y una más del poeta lúcido













Clave de la escritura. Conversión de la lectura. No se trata de perderse en abstracciones sino de dejarse llevar. Verdad del sentimiento: interpretación de las sensaciones. Uno mismo, solo, frente al sentido profundo. De las letras, sí, pero sobre todo de la receptividad: donde no se miente. Ángel González es exacto y lúcido en este poema que titula La verdad de la mentira

"Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas,
y una voz cariñosa le susurró al oído:
- ¿Por qué lloras, si todo
en ese libro es de mentira?
Y él respondió:
                     - Lo sé;
pero lo que yo siento es de verdad."

(No podía cerrar el libro Nada grave sin trasladar este poema que compensa el pesimismo atroz de las otras páginas. Con ese espíritu abierto y receptivo hay que leerlas todas)




 Pintura de Olga Sacharoff

Vuelta al poeta Ángel González















"Esperar la desdicha,
¿es una forma de esperanza?
La menos peligrosa, en cualquier caso.
La que no puede defraudarnos nunca."

Qué amargas palabras en el último poemario de Ángel González. Nada grave, título tan irónico y mordaz como acre en contenido, vio la luz ya muerto el poeta. Según avanzan los humanos en edad, adquieren una opinión más desabrida de la vida. Esperar, suele decirse, es quedarse al menos como estamos. Un planteamiento elemental. Lo otro...Lo que ha desaparecido y no retornará jamás. Las propiedades del cuerpo restringidas. La soledad que se impone, se esté acompañado físicamente o no. El ninguneo social del individuo. La pérdida de antiguas referencias que ilusionaban...¿que hacían concebir esperanzas? Hubo tantas esperanzas que acabaron con parte de las vidas, si no con la vida entera de muchos hombres. Cantos de sirenas que nos engañaron, nos engañamos con ellos y, lo peor, que acaso perdimos el tiempo y la disposición de otras posibilidades. La adversidad, al menos, tiene un rostro tan nítido que ¿puede acaso mentirnos? Siempre hay que volver, si es que nos hemos ido de él alguna vez, al poeta, aunque sea al más ácido. Que también es el más luminoso.





17.11.13

Una patria irrenunciable














“El amor a la verdad debe prevalecer sobre los sentimientos y deberes patrióticos.” Juan Goytisolo en su artículo de hoy ¡Asilo para Snowden! La verdad, ¿una patria inalcanzable? Y, no obstante, qué hermosa patria a invocar y a edificar. Tarea ímproba y antigua, pero latente. Acaso la única acogedora y que merezca la pena, aunque parezca propiedad del Quijote. Continua Goytisolo: "En términos morales la actuación del ex analista me parece irreprochable y aun admirable dado el carácter quijotesco de su empresa." Perseguir la verdad, ¿cosa de locos? Puede que cause numerosos problemas, pero al menos es un norte para la vida. Un objetivo irrenunciable; él único que puede hablar en favor del individuo y dotar de sentido moral a la existencia.




16.11.13

Lo que somos














Para Peter Kingsley somos el pasado. "Nos gusta pensar que podremos avanzar hacia el futuro y dejar atrás la historia, pero no es posible. Sólo entraremos en el futuro cuando nos enfrentemos al pasado y nos convirtamos en lo que somos", proclama en Los oscuros lugares del saber. Avanzar sería, pues, ¿simple dinámica del acontecer o exige además una conciencia clara sobre lo que dejamos atrás? Tal vez el pasado obra siempre como una cuenta pendiente que nunca saldamos del todo. Y es esa experiencia o cuanto dejamos sin resolver lo que nos sigue modelando sin conquistar nunca otro tiempo. Buscando respuestas resuenan aquellos versos con voz machadiana del enorme Ángel González:

"Y ahora, ¿dónde estoy?:
en el lugar del que vengo,
no en el lugar al que voy."




15.11.13

Asombroso Ibn Sîrîn













"Los machos simbolizan hombres sin religión que se han abandonado a sus pasiones, salvo si el soñante los está cazando." Deslumbrante descubrimiento de Muhammad Ibn Sîrîn y su Libro de interpretación de los sueños. Desaparecida y hoy meramente literaria oniromancia, apta para disfrutar de un juego de sueños dentro de los sueños. O de palabras dentro de palabras, que puede resultar una variante materializada de los sueños en otro ámbito. "Montar en asnos salvajes, camellos, búfalos o bestias salvajes domándoles o comportarse con ellos como si se tratara de animales familiares, sin tener la intención de cazarlos, significa mantener lazos con un hombre sin religión, aunque estando por encima de él", amplía el autor. La interpretación sui generis de Ibn Sîrîn no tiene pérdida. Cierto que está pensada para una sociedad musulmana de los siglos VII y VIII, a caballo de los cuales vivió el oniromante. Hay días que conviene dejar de lado noticias de prensa o narraciones a los que nos habíamos acostumbrado para soñar con un género que ya no se lleva, aunque probablemente haya influido en la imaginación de muchos orientales y no pocos occidentales. Buscar el deleite en todas las sugerencias  -un verdadero rosario de casos y cosas vinculadas a las formas de vida que también se plasman inevitablemente en los sueños-  del hombre de Kufa. Una vez más comprobamos cómo los sueños han intrigado si no obsesionado a los hombres. Pero sean oniromancia o psicoanálisis, ¿se tratan estas técnicas de una tentativa de explicación de lo que se mueve en el subconsciente o se utilizan como modificadoras de las conductas de la conciencia?  Presiento que volveré a traer aquí alguna de las imágenes preciosistas de Ibn Sîrîn.



Imagen de Emil Schildt  


13.11.13

Fragmentos que nos hacen














No es tentación ni moda, sino que todo lo que escribimos  -acaso también todo lo que experimentamos y vivimos-  está formado de fragmentos. Roland Barthes: "Los fragmentos son entonces las piedras sobre el borde del círculo: me explayo en redondo: todo mi pequeño universo está hecho migajas: en el centro, ¿qué?" El círculo como protección ritual. La piedra, elemento arcaico de la defensa. Me disperse o me fragmente (¿qué otra cosa podría hacer?) siempre estoy en el centro (¿dónde, si no, podría estar?) Aunque no me reconozca en él. La obsesión por conquistar una centralidad al uso puede hacerme renunciar a indagar sobre otras vías. El saber -o al menos su intento- nunca es claro, y se resguarda tras oscuras sendas. (¿Dónde estás, Parménides?)




12.11.13

El barro de Ángela Figuera




















Arrinconada Ángela Figuera Aymerich en su olvidado poemario Mujer de barro:

"Yo pasaré y apenas habré sido,
-frágil destino de mi pobre arcilla-."

Constatación de un estado: también claridad: también verdad. Quien piensa como la poeta Aymerich parece disponer de una conciencia fuerte en un ámbito frágil como un cuerpo. Pero el cuerpo no es endeble del todo: permite una temporalidad que da juego. ¿Lo premiamos a cambio de sus servicios con una ofrenda creativa? Solo un incauto o alguien que no se esfuerza puede pensar en la consistencia perpetua del cuerpo, ignorando la potencia de una parte sustancial del mismo. Estériles divisiones aquellas que se establecen entre cuerpo y alma, entre materia y espíritu, entre condición de hombre y divinidad. Solo reconociendo el valor de la generosa arcilla que nos hace se puede cantar con propiedad y, sobre todo, con esperanza, como hace la poeta:

"Hijo, cuando ya no exista,
tú serás mi carne, viva.
Verso, cuando ya no hable,
tú, mi palabra extinta."




11.11.13

Cirlot y el objeto del amor




















Aforismo de Juan Eduardo Cirlot en su asombroso compendio poético Del no mundo:  "El objeto del amor es el signo de la invalidez, de la carencia del yo." Sorpresa, aunque ¿quién no lo sospechaba? Y sin embargo se exalta tanto, desde perspectivas eróticas o doctrinarias, al objeto y a la entrega del amor..."Amar lo otro es no poder amar suficientemente lo uno, lo Uno. Es decir, ni el centro ahumano de la mismidad, que cabría imaginar inespacial e intemporal, esto es, acircunstancial." Probablemente los límites del hombre vienen marcados por la necesidad perpetua de tener testigos en gran parte de nuestras conductas, para que nos ratifiquen o para confirmarnos, ayudados de nuestra imaginación, con ellos, como si de este modo fuésemos más válidos. Y ahí, el objeto del amor ¿no sería precisamente la necesidad de uno o varios testigos que recojan nuestra íntima incapacidad del Yo? La historia del individuo es la de los límites, también la de una capacidad relativa, también la de la huida de los vacíos. ¿Será por el miedo al vacío -motivado principalmente por el dolor-  por lo que Jean-Paul Sartre dijo aquello de "¿Dios es la soledad de los hombres"?






10.11.13

Ulises navega de nuevo, versión El Brujo




















Rafael Álvarez "El Brujo" en una entrevista en eldiario.es: "La Odisea la está escribiendo Homero ahora, porque tiene una parte de atemporalidad que es su dimensión simbólica. Los cantos de sirena son siempre las llamadas a caminos que te conducen a lo que no eres. Todos queremos ser algo que no somos, porque no tenemos conciencia de lo que somos." Cantos de sirena que van desde las tierras prometidas por las religiones hasta los cielos proletarios, pasando por una serie de conductas sin fin de exaltación del ego. Y en nuestros tiempos la publicidad desmesurada, la mentalidad fatigosa de un vivir para comprar plasmada en la sociedad de consumo, las falsas promesas electorales de los políticos, el despliegue de los emprendedores o el señuelo de una calidad de vida dudosa y de alto coste humano, por citar algunos ejemplos ilustrativos. El Brujo: "Esas trampas están ahí de toda la vida. Siempre hemos estado divididos entre el poder, la apariencia y la búsqueda de la materialidad, e ideales más nobles. El canto de sirena es el poder, la codicia. Hoy y siempre." Si la codicia orienta al poder mal gobierno en cada individuo y peor en el cuerpo social. Pegados a nuestra piel, los cantos seductores tratan de disuadirnos de que tenemos que alcanzar Ítaca. Pero ¿sabemos o queremos saber qué es y dónde está tal lugar? 

El brujo insiste en su papel y en su invitación: "El actor sirve para recordarle a la gente, aparte de hacerla reír y olvidar las tensiones, que somos seres humanos y que la humanidad tiene una parte de animalidad, pero también una parte divina. Como decía Hölderlin, "en lo divino creen solamente aquellos que lo son". Pero esa búsqueda del Yo constructivo donde acaso el animal primigenio que llevamos dentro nos debería hablar más y el animal hombre tendría que deposeerse de apetencias destructivas ¿sabemos efectuarla? "A pesar de que haya crisis, la gente quiere saber de las cosas del alma. Está cansada de esta visión del mundo que no es una visión del mundo: las encuestas, los análisis y el PIB son parte de la realidad, pero no son una explicación de la totalidad, una profundización unificadora en los problemas, que es lo que calma y proporciona un sentimiento de armonía con el mundo", sentencia El Brujo. ¿Quién puede quitar razón a su argumento? Mientras, nuestra navegación continua. ¿Estamos dispuestos a afrontar la aparición de monstruos en el océano proceloso de la vida, tal como hizo Ulises?




Imagen de la representación de La Odisea en versión de El Brujo


9.11.13

El viento de la memoria de Miguelanxo Prado
















Miguelanxo Prado sobre su premiada obra Ardalén: "Sé lo que hay dentro... hay cariño, hay amistad, hay miserias, hay amor, hay rencores, hay complicidad... Y hay recuerdos, muchos recuerdos. O sea, la vida, aunque un poco alucinada." Podría decirse que hasta ahí es lo que mucha literatura, cine, plásticas o cómic suelen tratar. Pero la vida de la que habla el Premio Nacional del Cómic de este año está producida por un viento ábrego especial, el ardalén. "Somos lo que nuestra memoria dice que somos. Todo eso de lo que hablé, amistad, amor, rencor, nuestro pasado y nuestra planificación de futuro, todo, forma parte de nosotros porque está archivado y presente en nuestra memoria. Una historia entretejida con los hilos de distintas memorias." La memoria, pues, ¿protectora o falseadora? ¿Testimonio fidedigno o reconstructora de los acontecimientos? Sea lo que sea, un tesoro inmenso. Como el húmedo y templado viento ardalén del ilustrador gallego. Un viento fecundador. Que enriquece nuestros sentidos.





8.11.13

Thomas Bernhard: la luz de la infancia




















Me sale casual al paso una de esas frases que tengo punteadas en la novela Helada, de Thomas Berhard. "Todas las infancias son iguales. Lo único que ocurre es que ésta aparece bajo una luz trivial; aquélla bajo una luz suave y aquella otra bajo una luz infernal." Destellos que señalan que las infancias no son tan iguales. El estado en cuanto tiempo es el mismo, pero ay de esas luces de las que habla con tanta luminosidad Bernhard. Definen y marcan. Permiten ver los pasos o quemarse en su intensidad. Tal vez la infancia no es ni inocencia ni maldad. Ni un estar siempre feliz ni el mundo a añorar rotundamente. La felicidad que se haya encontrado en la infancia es cosa de valorarlo cada cual. La añoranza de aquella época puede estar motivada más por las insuficiencias y frustraciones de la edad adulta. Las luces de la infancia: ¿se encienden con la misma claridad en tiempos de paz o en tiempos de guerra, por ejemplo? ¿En un medio con armonía o en uno conflictivo? Me quedo pensando qué luz alumbró mi niñez. El símil me atrapa.  




Ilustración de Carlos Giménez


7.11.13

Presencia de Albert Camus














"Oyendo los gritos de alegría que subían de la ciudad, Rieux tenía presente que esta alegría está siempre amenazada. Pues él sabía que esta muchedumbre dichosa ignoraba lo que se puede leer en los libros, que el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, que espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir en una ciudad dichosa."

¿Advertencia o recordatorio? ¿Premonición o experiencia? Presencia de Albert Camus, nacido en Argelia el 7 de noviembre de 1913. La peste habla por sí sola. Los finales felices, si lo son, suelen serlo a corto plazo. El plazo de un guión de película o del fin de una novela. O un período de entre guerras, por ejemplo, por situarlo más en términos sobredimensionados. Pues la vida siempre ofrece finales abiertos; es decir, finales no finales. Tal vez porque nada se acaba sino el tiempo propio de cada individuo.



5.11.13

Recordando a Luis Cernuda















Escribió el demiurgo:

"El hombre es una nube de la que el sueño es viento.
¿Quién podrá al pensamiento separarlo del sueño?"

Podía haber traído otros versos, pero estos los sentí como ráfaga. ¿Escribía el demiurgo con los sentidos para separar el pensamiento del sueño? El demiurgo escribió mucho más (recuperen la lectura de su obra) El demiurgo exploró como pocos en la infinitud y en la materia y en el amor y en el deseo del hombre. El demiurgo murió tal fecha como hoy, un cinco de noviembre de hace cincuenta años, al otro lado del Océano, en Coyoacán. El demiurgo se llamó Luis Cernuda y yo me limito a recordarlo. No, y a seguir leyendo y sintiendo su creación.



4.11.13

Para quién escribía Vicente Aleixandre














"Escribo acaso para los que no me leen", recitaba Vicente Aleixandre en aquel poema grandioso con que se inicia En un vasto dominio. Una dedicatoria con anhelo. Algo así como una declaración de principios de su herramienta poética. Un manifiesto con el que se dirige al hombre sonreído por la vida pero también al común del infortunio. Al iniciado en el conocimiento y al ignorante de tanto, salvo de aquello que le toca padecer. Escribe para lo terrible del mundo y para cuantos sufren las consecuencias como ejecutores del mal o como víctimas. Para el avieso mas también para el bondadoso.Y aún escribe para la materia del mundo más allá y más acá de esta pequeña circunscripción del mundo. Al fin y al cabo, Aleixandre concluye su deseo generoso:

"Para ti y todo lo que en ti vive
yo estoy escribiendo."

El hombre como polarización de todo tipo de comportamientos. Y ahí la poesía...justo cuando la poesía es un símil y opera su catarsis. Como si ella fuera quien tomara el testigo de la eterna y recurrente narración de la historia. Como si se tratase de la última mitología que hablara siempre del hombre y para el hombre.


"PARA QUIÉN ESCRIBO
I
¿Para quién escribo?, me preguntaba el cronista, el periodista o simplemente el curioso.
No escribo para el señor de la estirada chaqueta, ni para su bigote enfadado, ni siquiera para su alzado índice admonitorio entre las tristes ondas de música.
Tampoco para el carruaje, ni para su ocultada señora (entre vidrios, como un rayo frío, el brillo de los impertinentes).
Escribo acaso para los que no me leen. Esa mujer que corre por la calle como si fuera a abrir las puertas a la aurora.
O ese viejo que se aduerme en el banco de esa plaza chiquita, mientras el sol poniente con amor le toma, le rodea y le deslíe suavemente en sus luces.
Para todos los que no me leen, los que no se cuidan de mí, pero de mí se cuidan (aunque me ignoren).
Esa niña que al pasar me mira, compañera de mi aventura, viviendo en el mundo.
Y esa vieja que sentada a su puerta ha visto vida, paridora de muchas vidas, y manos cansadas.
Escribo para el enamorado; para el que pasó con su angustia en los ojos; para el que le oyó; para el que al pasar no miró; para el que finalmente cayó cuando preguntó y no le oyeron.
Para todos escribo. Para los que no me leen sobre todo escribo. Uno a uno, y la muchedumbre. Y para los pechos y para las bocas y para los oídos donde, sin oírme, está mi palabra.
II
Pero escribo también para el asesino. Para el que con los ojos cerrados se arrojó sobre un pecho y comió muerte y se alimentó, y se levantó enloquecido.
Para el que se irguió como torre de indignación, y se desplomó sobre el mundo.
Y para las mujeres muertas y para los niños muertos, y para los hombres agonizantes.
Y para el que sigilosamente abrió las llaves del gas y la ciudad entera pereció, y amaneció un montón de cadáveres.
Y para la muchacha inocente, con su sonrisa, su corazón, su tierna medalla, y por allí pasó un ejército de depredadores.
Y para el ejército de depredadores, que en una galopada final fue a hundirse en las aguas.
Y para esas aguas, para el mar infinito.
Oh, no para el infinito. Para el finito mar, con su limitación casi humana, como un pecho vivido.
(Un niño ahora entra, un niño se baña, y el mar, el corazón del mar, está en ese pulso.)
Y para la mirada final, para la limitadísima Mirada Final, en cuyo seno alguien duerme.
Todos duermen. El asesino y el injusticiado, el regulador y el naciente, el finado y el húmedo, el seco de voluntad y el híspido como torre.
Para el amenazador y el amenazado, para el bueno y el triste, para la voz sin materia y para toda la materia del mundo.
Para ti, hombre sin deificación que, sin quererlas mirar, estás leyendo estas letras.
Para ti y todo lo que en ti vive,
yo estoy escribiendo."



3.11.13

Místicas de Ceronetti














Propuesta de ejercicios de pensamiento y no pensamiento de Guido Ceronetti en su libro El silencio del cuerpo

“Defecando se puede pensar en la vida y en la muerte, comiendo se puede pensar en todo, pero muy mal, en el coito no se puede y no se debe pensar en nada. Es vaciamiento místico. Pero para todos.” Obviamente, la naturaleza humana es sabia y generosa para permitir que pensamiento y mística no choquen, procurando que se manifiesten en espacios técnica y cuidadosamente elegidos. Y, sobre todo, conceptualmente tan diferentes. Probad a cambiar esa ley y el desastre os estará garantizado, parece decirnos el sabio.




2.11.13

Desasosegado hambriento














El poeta lisboeta en su Libro del desasosiego:

"Tengo hambre de la extensión del tiempo, y quiero ser yo sin condiciones."

¿Anhelo o sortilegio? Las condiciones, sobrevenidas o propuestas, como límites de uno. Puede que también sean las verdaderas fronteras del tiempo. Nunca éste es ajeno o exterior: se expanden tras el disfraz de nuestras posibilidades y nos encogen bajo la evidencia de nuestras probabilidades. Aceptar la contradicción no nos desarma, nos dota de fuerza para comprender nuestra propia capacidad. Pero esta, a su vez, ¿cómo podríamos medirla sin volar? El hambre nos lo pide. Aunque Pessoa sentencie tan certero:

"Nunca nos realizamos.
Somos dos abismos - un pozo mirando fijamente al cielo."

La extensión, como distancia entre los dos abismos. También dos guiños, dos pulsos, a veces dos choques. El recorrido.




1.11.13

Del Sueño del infierno, de Quevedo






La aparición del texto ha sido casual, lo juro. Francisco de Quevedo en el Sueño del infierno:

"-¿Qué gente es esta? -pregunté. 
Y respondióme uno de ellos: 
-Los sin ventura, muertos de repente.
-Mentís -dijo un diablo-, que ningún hombre muere de repente, y de descuidado y divertido sí. ¿Cómo puede morir de repente quien desde que nace ve que va corriendo por la vida y lleva consigo la muerte? ¿Qué otra cosa veis en el mundo sino entierros, muertos y sepulturas? ¿Qué otra cosa oís en los púlpitos y leéis en los libros? ¿A qué volvéis los ojos que no os acuerde de la muerte? Vuestro vestido que se gasta, la casa que se cae, el muro que se envejece, y hasta el sueño cada día os acuerda de la muerte retratándola en sí. ¿Pues cómo puede haber hombre que se muera de repente en el mundo, si siempre lo andan avisando tantas cosas? No os habéis de llamar, no, gente que murió de repente, sino gente que murió incrédula de que podía morir así, sabiendo con cuán secretos pies entra la muerte en la mayor mocedad, y que en una misma hora en dar bien y mal suele ser madre y madrastra." 

Nada que añadir, nada que objetar, nada que matizar. El arte de la crítica y la chanza en Quevedo es intemporal. Su pluma es método: comprobar la vida no a través del dramatismo al uso, sino haciendo que quedemos todos felizmente en entredicho. Es como si nos dijera: sed personajes cuando seáis lectores de mis textos, y luego dejad de ser ambas cosas, si os place. Ay, de ese defecto de la incredulidad del que se queja el autor.Y es que el lado oscuro de la vida nunca está al otro lado. Salvo para quienes creen demasiado en lo que no es tangible o para los que se niegan a creer en la evidencia. 




Grabado de Nelly Orieta